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Historia de Cazorla
Alrededor del 2.000 a.C., en las terrazas más antiguas del río Cerezuelo de Cazorla, se establecen los primeros poblados estables. Cerca de aquí, en un cerro conocido como la Loma del Bellotón, se ubica un pequeño poblado de la cultura del Bronce (1.500 a. de C.). La cultura íbera se desarrolló de manera importante en estas tierras.
Durante la romanización, los romanos se asentaron en esta región, conocida como “Saltus Tugiensis”, nombraron sus sierras como “Mons Argentarius”, por la riquezas de plata y sal que encontraron aquí. La presencia romana es muy amplia en la comarca e, incluso, se han encontrado algunos restos importantes dentro del mismo casco urbano de la actual Cazorla.
Durante la ocupación musulmana, tanto Cazorla como las localidades vecinas se van a fortificar, como indican los restos arqueológicos encontrados.
El Señorío de Cazorla fue durante la Edad Media un enclave fronterizo de gran importancia. Testimonio de ello es la tupida red de castillos y fortalezas que delimitaron el Adelantamiento creado en 1231, con la donación de la villa de Quesada y sus aldeas por Fernando III el Santo al prelado de Toledo.
En 1518 el cardenal de Croy entregó el señorío al flamenco Charles de Lannoy, quien a su vez lo revendió a su antiguo señor, García de Villarroel, a cambio de 1.500 ducados. En agosto de 1520 la población del feudo se sublevó contra Villarroel, que debió refugiarse en la fortaleza de la villa. Finalmente el marqués de Móndejar pudo restablecer la calma, aunque no fueron las últimas dificultades que el adelantado tuvo que enfrentar con sus vasallos. El 10 de enero la rebelde Santa Junta comunera decidió suspenderlo en sus funciones, aunque obviamente, al no ser expedida la orden por un gobierno legal, nadie la tuvo en cuenta.
En los siglos XVII y XVIII se originaron pleitos entre la Corona y la Mitra por cuestiones de jurisdicción, fueros y rentas que empobrecieron el Señorío. En 1811, las Cortes de Cádiz abolieron la jurisdicción civil de la Mitra Toledana sobre estas tierras, aunque no ocurriría lo mismo con la eclesiástica. Cazorla y las demás villas y aldeas del Adelantamiento seguirían dependientes del arzobispado de Toledo hasta 1954.
Durante la Guerra de la Independencia, los vecinos de esta Comarca se distinguieron por su patriotismo, luchando heroicamente contra el invasor. Restos de la crudeza del momento, son las ruinas de la iglesia mayor de Santa María, que fue destruida y nunca se terminó por completo, por el invasor. Como premio a tan altos servicios, las Cortes Generales de Cádiz, concedieron, el día 1 de abril de 1813 a la Villa de Cazorla, el título de Ciudad, con la distinción de "Muy Noble y muy Leal". Más tarde Alfonso XII recompensó la fidelidad de Cazorla a la Corona, cuando las guerras carlistas, otorgando a su Ayuntamiento la categoría de Excelentísimo.